"Es la música que hay en nuestra conciencia, el baile que hay en nuestro espíritu,
lo que no quiere armonizar con ninguna letanía puritana, con ningún sermón moral..."
(Nietzsche: Más allá del bien y del mal, 216)


Acercamiento al Vudú

por Louis Martinié





La voz con la que el Vudú canta ha sido silenciada y denigrada durante mucho tiempo por un pernicioso racismo. El Vudú canta a la mente a través de la elegancia formal y la profunda visión de su teología. Canta al corazón a través de la belleza y la gracia de su diverso panteón de loas (deidades). La mente cerrada y el corazón endurecido no pueden oír, ni mucho menos apreciar, la riqueza de su voz mística. Tan cierto como que los cielos se revuelven señalando la primacía de nuevos Eones, tan cierto como que la Gran Rueda gira, es que el tiempo del Vudú ha vuelto otra vez para encender los fuegos del espíritu y hacerlos girar en una danza de sustancial creación. Sólo tenemos que tender la mano abierta para ser recompensados con un sentimiento espiritual de participación extática. Los antiguos Misterios se despliegan y llaman a todos los que quieren oír.


Este trabajo pretende servir de introducción a una rama del Vudú que he elegido llamar Vudú Eónico. El cuerpo de la teoría y las prácticas ha nacido de una matriz de trabajos rituales, conversaciones y lecturas. El Vudú Eónico no transmite una corriente pura en el sentido tradicional, pero se alimenta profundamente de las fuentes tradicionales. Tradición quiere decir originalmente "rendición, traición". Uso estos términos de rendición o traición para referirme a una adhesión inflexible a lo que se ha hecho antes. Esta inflexibilidad es una forma de idolatría. La tradición es una pócima fuerte de la que se alimenta la experiencia. La experiencia, a su vez, modifica y levanta nuevas tradiciones. Somos los ancestros de los hijos de nuestros hijos. Son nuestras palabras y trabajos, mezclados con las palabras y trabajos de los que han sido antes de nosotros, los que serán recordados.

El Eón en el que nos encontramos actualmente encarnados ha recibido varios nombres. "Acuario" parece ser la designación más usada en las culturas del Nuevo Mundo. Acuario pone su énfasis en la búsqueda profunda, en la dependencia del conocimiento experimental y en la unificación de diversos sistemas ocultos. El Vudú Eónico quiere incorporar estas disposiciones a su estructura.

El Vudú Eónico, en sus ritos diarios de transformación, se muestra en actos / sacramentos basados en cinco presupuestos filosóficos. Estos son Anarquismo: vivir sin una jerarquía "inmóvil". Postdrogenia: la anulación de todos los roles de género existentes, para que puedan manifestarse nuevas percepciones. Feminismo: en cuanto está en contra de las restricciones y por la liberación humana. Igualitarismo: la creencia en que todo el mundo tiene los mismos derechos políticos y sociales. Y No Violencia: el rechazo a someterse uno mismo o a los otros a la coerción física. El sentido de comunidad y la atención activa a la comunidad de intereses constituyen un fondo importante para todos los actos.

Los Marassa (gemelos), los Morts (los muertos) y los Misterios (loa) constituyen la trinidad del Vudú Eónico. Pueden ser visualizados como un tridente clavado boca abajo en la tierra. A través de este grupo, los poderes sanadores del planeta fluyen y se encuentran con el fuego helado de las estrellas.

Los Marassa, los Morts y los Misterios son como huellas en la arena de la costa de la existencia. Las olas del tiempo vienen enseguida a borrar su forma. Su forma puede perderse, pero su esencia es llevada, en clave profunda, hasta el corazón del océano que todo lo envuelve. Tomad entonces este corazón vivo del pecho del océano y bebed profundamente de su esencia eterna.

Los Marassa son los Gemelos Divinos, la primera creación del Vacío. Su juego es la dualidad. Son Amantes unidos en un abrazo eterno al borde de la nada. A ellos pertenece la valentía existencial de dividir y de ser. La creación de la distinción y su reconciliación son sus atributos primarios. Los vientos de la tierra y del espacio —en esos vientos hay una presencia invisible ante la que todo se agita— constituyen su aspecto primario. Las alabanzas a los Marassa se susurran desde las primeras raíces de la creación.

La dualidad que son los Marassa encuentra su expresión más obvia en la simetría, que es una de las características comunes a todas las formas de vida planetarias. Las partes que componen esta simetría son no-antagonistas y dependen mutuamente entre sí para su propia existencia. El veve que se usa para llamar a los Marassa es este:

La simetría del veve se hace evidente al dividir la figura por el centro con una línea vertical y otra horizontal. Es la simetría de la encrucijada. La encrucijada es la provincia específica de Legba, abridor de la puerta entre los mundos y mensajero de los loa. Se puede crear una poderosa corriente ritual al dibujar el veve de los Marassa y después dividirlo por el centro horizontal y verticalmente para llamar a Legba. De esta manera, los Marassa (la dualidad) dan a luz a Legba (la palabra). Los Marassa brillan desde el centro de la encrucijada.

El sonido de los tambores en el ritual es de gran importancia. En determinado sentido, las combinaciones rítmicas son parte del proceso de "nombrar" a los loa. Puede entenderse el ritmo como una alteración de sonido y silencio. Las diferentes combinaciones de sonido y silencio ayudan a llamar a los distintos loa.

Los toques de tambor que he encontrado apropiados para los Marassa tienen dos cualidades especiales. La primera es que enfatizan la distinción entre sonido y silencio. El silencio no es sólo un espacio vacío entre toques. Es un rasgo importante de la formación rítmica. Los silencios en el ritmo merecen una total atención. Esto resulta bastante difícil. La estrategia musical corriente es esperar al sonido y, en el mejor de los casos, esperar durante los silencios. Los ritmos de los Marassa son, por extensión, un ejercicio de atención a la acción y a los espacios que existen entre los actos. Pueden usarse estos ritmos para llegar a iniciarse en la creación de relaciones entre los estados existente / no-existente. En segundo lugar, los Marassa son infantiles en su juego. Los ritmos tienen una cualidad simple, de niño.

El Legba que viene a mí tiene los atributos de un viejo sabio. El andar del loa está caracterizado por una firme determinación y una pronunciada cojera en su pierna derecha. Los ritmos de Legba son firmes y llevan el peso de la experiencia sin tiempo. Este loa es el amo del lenguaje y como tal tiene un ingenio y un sentido del humor realmente asombrosos. Este ingenio y este humor se expresan mediante "rellenos" intercalados en el cuerpo principal del ritmo.

Habilidad y técnica son importantes en los tambores rituales. Los que tocan los tambores tradicionales emplean toda una vida en aprender y perfeccionar una multitud de toques. Aun reconociendo la importancia de la técnica, es posible tocar el tambor directamente desde el espíritu. Los loa, aunque son exactos en sus transacciones, recompensan el menor esfuerzo.


© Louis Martinié
Capítulo I de Waters of Return: The Aeonic Flow of Voudoo. Black Moon Press, 1986.


© de la traducción española Miguel AlgOl

1 comentario:

Anónimo dijo...

A pesar de tener tan mala fama, esta religión se distingue por sus diseños tan bellos. ¿Cómo puede ser posible eso? Hay que investigar más.