Hace unos días he escrito algo que tenía que ver con la injerencia de la moral en la Magia. Con esto no quiero decir que no exista o debiera existir una moral en el mago; de hecho todo el mundo tiene una moral en cuanto se comporta de manera similar ante situaciones que considera parecidas (los "inmoralistas" también tienen, en su observancia estricta de lo que consideran inmoral, una moral). Todo comportamiento que busca la coherencia es "moral", sean cuales sean los discursos éticos sobre los que se sustente. Que esa moral pueda ser juzgada como "buena" o "mala" depende de la perspectiva desde la que se valore. Normalmente la ética propia, desde la que se justifica el propio comportamiento, es entendida como "buena", aunque se llame —por una estética de la rebeldía o del escándalo— "siniestra", "maldita" o "la más perversa del mundo" (Como la imagen que le gustaba dar a Crowley).
El problema entonces no es que el mago, como persona, tenga una moral. Por lo que acabo de decir, no podría ser de otra forma. El problema es más bien que las perspectivas morales organicen el panorama de la Magia, estableciendo aparentes dicotomías objetivas —supuestamente basadas en técnicas o caminos diferentes— donde no hay en realidad sino valoraciones subjetivas desde una perspectiva moral determinada (desde una perspectiva ética determinada).
Además hay otro factor muy importante que hace que esta "división moral de la Magia" sea especialmente dañina para la propia comprensión de la Magia. Es un factor de índole social e histórica. La Magia como tal ha sido condenada y perseguida durante siglos por todas las grandes ideologías de rebaños (las religiones). La Magia es un camino de crecimiento individual, de conquista del propio universo personal, que no puede encajar con la conciencia de autonegación, temor y humillación que necesita inculcar el sacerdote para reunir a su rebaño. Por eso como "hechicería" o "artes demoníacas" ha sido combatida a sangre y fuego. Hay un enorme bagaje cultural de discursos e imágenes contra la Magia, considerada algo "malvado", "dañino", "peligroso". Todos los que nacemos en sociedades como las nuestras tenemos esta herencia de imágenes desde la infancia, en forma de cuentos donde el mal es "la bruja" y el bien es la muerte de la bruja. Para adultos hay otros cuentos sobre la Magia no menos absurdos y siempre inquisitoriales, entre los cuales la reciente película titulada Crowley es sólo un ejemplo.
A veces se observa que entre las personas que se dedican a la Magia se recurre a todo este bagaje ideológico de mentiras y miedos contra lo mágico para atacar (por puntos de vista morales) a otras determinadas técnicas o corrientes mágicas. Estos magos, que protestan en situaciones generales contra las imágenes "malditas" de la Magia que han difundido las maquinarias de propaganda inquisitoriales, se sirven de estas mismas imágenes cuando les interesa denigrar determinados caminos que ellos no siguen. Es como si dijeran: "Sí, bueno, los cuentos inventados por los inquisidores son al final totalmente ciertos, sólo que no hablaban sobre "mi" magia sino sobre la magia "de esos". Mi magia es "buena"...". Un caso en esta línea que me llamó la atención desde el primer momento es el de Dion Fortune, una persona especialmente interesada en que todo el mundo (con todos los prejuicios que tiene "todo el mundo") entendiera que ella era, fundamentalmente, "buena". Para ensalzar la "bondad" propia, debía rebañar en los peores Malleus Maleficarum todo tipo de historietas sobre las maldades y truculencias de los "otros magos", y darlas por ciertas. En su libro Autodefensa psíquica describe lo que considera un "ataque psíquico" sufrido por ella misma por parte de una persona con determinadas habilidades hipnóticas. Y a continuación escribe:
"Si tal asunto hubiera tenido lugar en la Edad Media, el cura de la parroquia habría organizado una caza de brujas. A la luz de mis propias experiencias, no estoy sorprendida en absoluto de que la gente que había adquirido cierta reputación por la práctica de la brujería fuera linchada" (Autodefensa psíquica, Prefacio).
Como los cuentos de los inquisidores no son ya muy creíbles, a la luz de lo que hoy día sabemos sobre sus motivaciones y comportamientos (hoy que ya tenemos Las brujas de Salem de Miller y Los demonios de Loudun de Huxley), Fortune se ve obligada en las líneas que siguen a ese fragmento a defender la veracidad de esas patrañas. Todo por poder ir contra esos "otros magos", su antítesis, los que hacen "la magia mala"... Por cierto, ¿cómo le llama a esa "magia mala", para que la entiendan a la primera sus bienpensantes y escandalizados lectores? Le llama, claro, Magia Negra.
Magia Negra es pues, antes de nada, la etiqueta con la que los magos juegan el peligroso juego de asumir los discursos represivos contra la Magia para utilizarlos contra otros magos. El juego es peligroso porque una vez que se acepta esa visión brutal y represiva es muy difícil mantener la línea de separación que le dejaría a uno fuera. Como dice la sacrosanta Wikipedia: "Lo contrario de magia negra es magia blanca. Las diferencias entre magia negra y magia blanca son discutibles, y las teorías encajan generalmente en una de las siguientes categorías". Y la primera de ellas es, naturalmente: "Todas son una: Todas las formas de magia son malas, o magia negra".
Magia Negra es una etiqueta por lo tanto moral, y su uso dentro de los círculos mágicos obedece a escalas también morales. La Wikipedia nos sigue iluminando: "Magia negra o magia oscura es una forma de hechicería que se basa en supuestos poderes malévolos. Puede ser usada para propósitos oscuros o actos malvados que causan daño en alguna forma". Todas las palabras empleadas para describir qué es Magia Negra son términos morales ("malévolo", "malvado", incluso "hechicería" en el sentido en que se le da hoy), ni una palabra sobre su funcionamiento, su técnica. En realidad, desde esta perspectiva, no hay técnica "negra" diferente del resto de la técnica mágica. Sólo hay condena moral de las intenciones del mago (en el texto, "propósitos oscuros").
Me gustaría comentar aquí, desde esta perspectiva, el artículo "La Magia Negra no es un mito", publicado por Crowley en un semanario de gran tirada en 1933. La revista donde se publicó, el título del artículo, los temas elegidos y la forma de presentarlos (uno de los epígrafes se titula, por ejemplo, "Indescriptible", en lo que es un indisimulado recurso al sensacionalismo), sugieren que era muy consciente del público general al que iba dirigido el texto, y la serie de prejuicios y recelos que este público albergaba sobre el tema de la Magia en general. El artículo equipara fundamentalmente Magia Negra a brujería, y brujería a propósitos malvados y mezquinos. La bruja ruin y malvada del Malleus o de Blancanieves, la bruja de los lectores bienpensantes del London Sunday Dispatch.
Así las cosas (Magia Negra = Brujería = Mal / Magia Blanca = Bien), resulta muy gratificante la propuesta de la corriente de la Magia del Caos de hacer una división amoral de la magia, y de recuperar los conceptos de Magia Negra y Magia Blanca para dos caminos dentro de ella, ninguno mejor o peor objetivamente (pero sí subjetivamente). En el Liber Null, que enseña los contenidos de los grados 4º, 3º y 2º de la Orden de los Illuminates of Thanateros (IOT), Peter Carroll ofrece la siguiente división:
"La Magia Blanca se inclina más a la adquisición de conocimiento y a un sentimiento general de fe en el universo. La forma Negra está más interesada en la adquisición de poder y se vincula a una fe básica en uno mismo. Los resultados finales parecen no ser tan diferentes, porque los senderos se encuentran en una forma imposible de describir."
Carroll considera esta división de la Magia, en relación a otras posibles, "más temperamental", pues la elección de uno u otro sendero depende de la forma de ser y de los gustos profundos del practicante. También escribe:
"Los iniciados tienen libertad para trabajar con materiales de uno o de ambos de ellos. El llamado camino medio, o sendero del conocimiento, que consiste en la adquisición de ideas de segunda mano, es una excusa para no seguir ninguno, y no lleva a ningún sitio."
El Liber Null se desglosa así para los materiales del grado 3º en dos libros complementarios, el Liber Lux (Magia Blanca) y el Liber Nox (Magia Negra), cada uno con sus propias técnicas, de acuerdo al siguiente esquema:
Magia Blanca (Lux) - Magia Negra (Nox)
La Magia Negra trabajaría desde este punto de vista la técnica del Doble, del Alfabeto del Deseo, de la Transmogrificación, del Cambio Aleatorio de Creencias, de la Brujería (entendida como "el arte de usar elementos materiales para efectuar transformaciones mágicas") y del Éxtasis.
La oposición Magia Negra como lado moralmente "oscuro" y filosóficamente autosuficiente / Magia Blanca como lado moralmente "claro" y filosóficamente entregado a una totalidad superior, no está muy alejada pues de la oposición Sendero de la Mano Izquierda / Sendero de la Mano Derecha, o incluso de la de Magia / Misticismo, que ya vimos.
© Miguel Algol.
1 comentario:
En palabras de Terencio: Homo sum: humani nil a me alienum puto.
Soy un hombre nada de lo humano me es ajeno.
No son solo las consideraciones morales, ni las teológicas las que debieran entrar en juego a la hora de decidir entre el sendero de la izquierda y el de la derecha.
Lo que pierden de vista muchos magos new age autopoclamados de la luz es que la experiencia humana debiera ser diversa e incluyente para ser completa. ¿o es que acaso no somos seres duales a imagen y semejanza de un universo que se manifiesta dialecticamente a través de los opuestos?
Deciden tomar partido sin explorar ambos senderos por miedo a que su parte oscura prevalezca siendo que toda energía es útil en algún contexto. Resulta interesante ver como el universo permite la evolución y sostenimiento de la conciencia -no solo la humana-, como si necesitara de alguien que atestiguara y experimentara a través de la vida. No estoy haciendo la apología de la "maldad", sino de los que deciden conscientemente, y pueden "transmutar" la experiencia dandole direccionalidad y propósito a la vida.
Sator
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