"Es la música que hay en nuestra conciencia, el baile que hay en nuestro espíritu,
lo que no quiere armonizar con ninguna letanía puritana, con ningún sermón moral..."
(Nietzsche: Más allá del bien y del mal, 216)


Reivindicación del odio



Il me manque encore quelques haines.
Je suis certain qu'elles existent.
Céline



Las tenazas del Bien y el Mal, ¿no son las mismas que las del Amor y el Odio? ¿No pertenece a toda auténtica "alma bella" el rasgo distintivo de no odiar? Una fuerza grande y sincera debe haber en el odio para que el patético Nazareno lo apartara tan lejos de sí como al deseo y al placer.

Un mensaje maldito desde el averno, desde más allá del Bien y del Mal: Sé capaz de cultivar tu odio, al menos con el mismo esmero con que cultivas tu amor. Tu odio no es un fracaso, ni una energía torcida: Amando de corazón a todos los imbéciles del mundo no se siente uno mejor. Si tu odio es sincero, si sale de lo más hondo, no deberías negarlo. No deberías castrarlo.

El odio es otro lenguaje más de la fuerza de la vida —a veces más sincero que el amor, tan manoseado de imágenes, de cultura. Odia con ganas, a gusto, a fondo. Agota tu odio. Déjate de esas "pequeñas dosis" llenas de culpabilidad que acaban envenenando la sangre. Atrévete a respirar a fondo tu gran bocanada de odio. Toda la conquista de la vida consiste en aprender a aceptar tus deseos auténticos y ocultos; y el odio es sólo una expresión de ellos.



© Miguel AlgOl

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