"Es la música que hay en nuestra conciencia, el baile que hay en nuestro espíritu,
lo que no quiere armonizar con ninguna letanía puritana, con ningún sermón moral..."
(Nietzsche: Más allá del bien y del mal, 216)


Los demonios no esperan



Muchas personas se acercan al satanismo como se acercan a una religión. Lo de inscribirse en el registro de iglesias de América no es lo que más aprecio del Dr. LaVey. Esas personas vienen del judeocristianismo y buscan un maestro, una fe, un dios... y también esperan encontrarse con unos misioneros deseosos de evangelizar a todo el que se aproxime. Quieren que les mandemos gratis el libro del mormón diabólico y que escuchemos pacientemente sus cuitas miserables...

Pero el satanismo no es una religión, sino la antirreligión por excelencia. Satán no odia a Jesús por tener la cara de capullo que tiene, sino por ser un dios. Satán odia de todo corazón a todos los dioses y quiere aniquilarlos para que su curioso experimento en la Tierra, el ser humano, demuestre hasta dónde puede llegar por sus propios medios.


Los satanistas no hacemos proselitismo. No nos gustan los rebaños y por eso no sentimos ningún apego por las mayorías, por los "muchos". No obtenemos ningún beneficio personal en llegar a ser "más". Por lo tanto no buscamos nueva gente, nos importa muy poco si al valiente o aburrido que se decidió a escribirnos le hemos convencido o no. Si no nos beneficia, no nos interesa — primera regla de la antirreligión satánica.


Miguel AlgOl

1 comentario:

giovanni dijo...

sintiéndose como bebes indefensos ante su puñado de dioses.Gracias miguel por tus aportes.