"Es la música que hay en nuestra conciencia, el baile que hay en nuestro espíritu,
lo que no quiere armonizar con ninguna letanía puritana, con ningún sermón moral..."
(Nietzsche: Más allá del bien y del mal, 216)


¿Por qué no regalo mi esfuerzo a todo el que me lo solicita?




Vivimos en una sociedad que intercambia bienes y trabajo por dinero, capitalismo la llaman, y sin duda es terriblemente injusta. Pero ser consciente de todas sus injusticias no facilita poder vivir al margen de ella. Sólo los extremadamente ricos pueden jugar a creerse fuera de las leyes de la economía, despreciar "el vil metal", ser "bohemios"... Cada día miles de millones de personas salen a trabajar o a buscar trabajo e, independientemente de que les guste más o menos lo que hacen, lo hacen fundamentalmente por conseguir el dinero que les garantiza la supervivencia y cierto confort. Se cobra por trabajos, por productos, por servicios. Es necesario pagar por un techo, por la luz, por el agua, por el abrigo, por cualquier cosa que uno no tenga por sí mismo, aunque pertenezca al ámbito de lo más básico y necesario. Nadie espera recibir la electricidad o la vivienda si no las intercambia por trabajo o por dinero. Pero al parecer hay quien sí espera recibir un bien totalmente gratis en este mundo de intercambios: ese bien sería el "ocultismo"...

Conocí hace algún tiempo a cierto escritorzuelo muy mediocre, dolorosamente consciente de su falta de imaginación y de algo de calidad que ofrecer, que se revolvía con envidia contra quienes sí producían obras de interés, y las vendían, denunciando que tenían "afán de lucro". Sin duda la acusación podría dirigirse a la inmensa mayoría de la humanidad: los psicólogos o los abogados que cobran por sus consultas tienen "afán de lucro", los albañiles que aguardan la paga al final de un trabajo tienen "afán de lucro", hasta los médicos que salvan vidas pero esperan estar en nómina tienen "afán de lucro"... Este parece ser un mundo de impresentables. Todas las universidades del planeta están llenas de personas que confían en ganar dinero algún día con lo que están aprendiendo, es decir están llenas de gente en las que bulle este mismo "afán de lucro". Esas caravanas interminables que se ven al amanecer entrando en las grandes ciudades están compuestas de miríadas de personas movidas por el "afán de lucro"... En cierta ocasión alguien me escribió por email: "¿Cómo podría conseguir gratis sus libros? No puedo pagarle pero me interesa mucho el tema". Intenté facilitarle las cosas lo más posible, y mi respuesta fue: "Es muy sencillo, vaya donde consiguió su ordenador o el acceso a internet y pregúnteles cómo obtenerlos gratis. Le garantizo que yo seguiré con usted el mismo procedimiento". 

Así que nadie espera llevarse el esfuerzo o las obras de otros gratis (salvo los pocos que temerariamente lo intentan a punta de pistola). Todo el mundo entiende que hay un precio a cambio de las cosas que no tiene y le interesan... salvo si se trata, ya digo, del "ocultismo" (o como le llamemos). Por poner un ejemplo, yo debería perder toda la parte de mi tiempo que hiciera falta, poner todo mi saber, mi experiencia y mi esfuerzo al servicio de quien quisiera escribirme y preguntarme cualquier cosa. Y no hace falta decirlo, gratuita y desinteresadamente. Aunque tal cosa de hecho no exista en ninguna otra esfera de nuestra sociedad actual. Así que, viendo que la extraña creencia es contumaz, me he decidido a escribir estas líneas sobre ella. Pero se me permitirá que replantee la pregunta que está de fondo en la gente que se escandaliza de que mis cursos o mis consultas no sean gratis. Porque, viviendo en el mundo que vivimos, la pregunta lógica no debería ser por qué cobro por estas tareas. Sino por qué no debería cobrar por ellas. Y se me presentan diferentes respuestas posibles:


- Porque el "ocultismo" es bellamente espiritual y el dinero, asquerosamente material.

El alma y el cuerpo, el espíritu y la materia, ya sabes. Estamos charlando entre etéreos seres espirituales ¡y a alguien se le ocurre sacar la cartera! La respuesta parece ridícula, pero doy fe de que la he leído en algún sitio. En concreto cuando la Iglesia Mayor de Lucifer, de Michael Ford y Jeremy Crow, abrió su primer local en Texas, y alguien escribió en un foro de internet: "No hay razón para que un grupo espiritual cobre una cuota. La única razón es: ganancia. Y esto quiere decir que está basado en el dólar". No seré yo quien hable por esa Iglesia Mayor de Lucifer, pero debo decir que quien utiliza la gazmoña dicotomía de "espíritu" y "materia" no ha entendido nada del Sendero Siniestro. Sin duda en el camino de la Mano Derecha, en los idílicos campos de la "espiritualidad", es posible vivir del aire, o sea de la "contemplación de Dios". En mi caso, mi mundo no es "etéreo" sino honestamente vinculado a la vida real. No soy un asceta. Otro grupo siniestro norteamericano, la Iglesia de Satán, lo explica claramente en su página web cuando se ve obligado a justificar por qué cobra una cuota de inscripción. Suscribo plenamente lo que escriben: "Como satanistas exigimos ser recompensados por nuestro tiempo y esfuerzo". Así de claro, así de "material".


- Porque un satanista debería dedicar todos sus esfuerzos a la causa de Satán, sin esperar recompensa alguna por ello.

Esta respuesta sigue patinando en la visión "espiritualista" de las cosas, ahora en su versión más corporativa o "religiosa". Quien le da cabida presupone que está ante una religión que tiene una "causa" y que lógicamente debe entregarse al "proselitismo", es decir que tendría que preocuparse ante todo y sobre todo en ganar "adeptos". Pero el Satanismo no es una religión, a los satanistas nos importa un bledo si somos más o menos. El Satanismo es un camino eminentemente personal, y como satanista no me resulta mejor o peor para los retos que tengo en mi vida que haya no sé quién en no sé qué lugar del mundo al que determinado asunto le parezca bien o mal. Los evangélicos sí ofrecen libritos, y chocolate en vasos de plástico en sus reuniones de captación. Pero nosotros no buscamos captar o convencer a nadie. Por lo tanto ¿para qué haríamos regalos? La Biblia de los mormones lleva mucho tiempo siendo gratis, la de LaVey nunca lo ha sido.


- Porque el "ocultismo" no es "serio", y por lo tanto realmente no vale nada.

Esta última posible respuesta tiene toda su lógica, pero entonces ¿qué más te da que se cobre por ello? No deberías acercarte a gente tan poco "seria", hacerles preguntas, solicitarles información. ¿O es que sí concedes valor a lo que dicen? Una cosa es incompatible con la otra, tendrías que darte cuenta. Y si al final resulta que sí consideras valioso lo que dicen, ¿por qué te molesta que a ellos también les parezca así? Y también sucede algo curioso con esta respuesta: Tiene una lectura desde la experiencia de quien la ha vivido como sufrido "donador". Lo explica muy bien Aaron Leitch, en un artículo sobre el tema que merece mucho la pena y que encontrarás traducido en este mismo blog. "Descubrí —dice Aaron— que el 99 % de la gente a la que intentaba ayudar valoraba mis enseñanzas exactamente tanto como había pagado por ellas (en dólares o en esfuerzo personal): cero. Estaba malgastando mi tiempo y el suyo". En fin, que el capitalismo también invade nuestras mentes, y desgraciadamente enseña a dar valor sólo a las cosas que han costado algo. Si no estás dispuesto a gastarte en "ocultismo" lo que te gastas un fin de semana en copas, es que en el fondo le das menos valor que a esas copas. No puedes pretender que alguien al otro lado de internet se tome el esfuerzo de buscar tiempo para atenderte, ya que le estás dando a entender lo poco que realmente estimas lo que va a decirte.



Miguel AlgOl


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