"Es la música que hay en nuestra conciencia, el baile que hay en nuestro espíritu,
lo que no quiere armonizar con ninguna letanía puritana, con ningún sermón moral..."
(Nietzsche: Más allá del bien y del mal, 216)


¿Se está desvaneciendo el "ocultismo público"?

por Aaron Leitch



Nick Farrell lo ha hecho otra vez. Ámalo u ódialo, pero admítele que sabe cómo agitar las cosas de vez en cuando. Esta vez ha sido con un post en su blog donde declara la muerte del "ocultismo público". Para resumir su posición, diré que él siente que los estudiantes de lo oculto se han vuelto unos pretenciosos que creen que el conocimiento mágico es algo de fácil acceso. Sólo hay que encender el ordenador, pulsar algunos botones, y una de las figuras prominentes del ocultismo moderno te mandará su sabiduría a tu puerta en una bonita caja con una sonrisa impresa. No se espera de uno en realidad que tenga que estudiar, practicar o (¡Dios no lo quiera!) levantarse y HACER algo. Nick nos habla de un estudiante que canceló su propia ceremonia de iniciación porque tenía que ir a recoger un frigorífico nuevo. Se fija en qué pocas personas realmente avanzan más allá de las primeras lecciones de su curso por correspondencia — aparentemente porque hay trabajo práctico que hacer (cosas de principiantes como sentarse en meditación media hora cada día) y los estudiantes no pueden con ello.

Por supuesto ha habido reacciones al post de Nick desde todos los puntos del espectro. Algunos están totalmente de acuerdo con que los modernos estudiantes de lo oculto sencillamente han perdido el sendero. Otros sugieren que hay indicios, pero que Nick está haciendo de ellos algo exagerado. Y también hay otros que están bastante furibundos con todo lo que viene a decir — ¿acaso porque ha hecho blanco demasiado cerca de su comodidad? Quién sabe...

Yo me hallo en algún lugar intermedio. Por un lado, he visto muchas de estas cosas antes. Recuerdo que durante los noventa la Magia ya no era un oscuro y sucio secreto subterráneo — una afición tabú que podía costarte el trabajo, el hogar y la familia. No ¡la Magia había vuelto! ¡la Magia estaba de moda! "La Diosa vive y la Magia está en marcha" —proclamaban las camisetas y las pegatinas de los coches. No podías dar un paso sin toparte con un ocultista o con alguien que conocía a alguno. Los grupos y las órdenes proliferaban. Fue cuando apareció esa estúpida película, Jóvenes y Brujas, creo. (No era mala entera.) En esos días y durante cierto tiempo, la magia y el paganismo estuvieron de moda absoluta — y no era la primera vez.

Vemos en los libros de historia que el ocultismo disfrutó de una gran popularidad en Europa durante finales del siglo XIX y comienzos del XX. Pero las dos guerras mundiales acabaron con eso. Revivió otra vez en los setenta y se volvió bastante popular en los noventa, y entonces el mundo se fue al garete y la gente se encontró con otras cosas de qué hablar. Aparecieron juntos Harry Potter y el huracán Katrina, y repentinamente surgió la moda de las religiones tradicionales africanas, y también de la brujería al antiguo estilo (como la Goetia). Esta última moda, de hecho, todavía continúa.

El tema es que el ocultismo, en una u otra forma, parece subir y bajar de popularidad regularmente. Los muggles encuentran el tema fascinante o terrorífico (a menudo ambas cosas) y este es un buen terreno para sembrar tu ficción fantástica. ¿No has jugado nunca a Dragones y Mazmorras? ¿Te gustan los comics? ¿Star Wars? ¿Y qué me dices de las obras de Piers Anthony? ¿O de Terry Pratchett? ¿El Señor de los Anillos o (faltaría más) El Niño Que Vivió? Estos y otros muchos son ejemplos de un cierto momento en la historia en que lo mágico arraigó en el gusto de la gente y vivió una especie de era dorada — igual que hizo a finales del siglo XX, y a finales del XIX, y durante los siglos XVII-XVIII, y antes durante el Renacimiento.      
     
Así pues la "muerte del ocultismo público" no es nada nuevo y no debería realmente disparar las alarmas. De hecho, me atrevo a decir que es parte del orden natural de las cosas. Surge como una moda, durante la cual grandes cantidades de personas se entretienen explorando las ciencias ocultas. A continuación, como es de esperar, la mayoría de estas personas se mueve hacia la siguiente cosa que brilla y el ocultismo se queda con los realmente pocos que han sido llamados al Sendero y tienen algo que ofrecer. Esos pocos después serán los maestros de la siguiente hornada de aspirantes — cuando los próximos Tolkien o Rowling consigan excitar a todos de nuevo.

Algunos han sugerido que no es la Magia lo que se desvanece, sino más bien el interés general por ceremoniales al estilo de la Golden Dawn. Y esto en buena medida es verdad. Conferencias sobre "El Misterio Occidental" (léase Magia Ceremonial) raramente tienen lugar en estos días, y si se hacen son pequeñas e informales. (Puede que recuerdes la conferencia SOMA en Texas, que no se llegó a hacer.) Mi actual curso introductorio a la Magia Ceremonial no tiene ni un solo mago ceremonial. (Aunque también puede ser debido a que el mercado local está saturado — llevamos ya dando este curso en el mismo lugar durante varios años.)

Pero la verdad es que no es sólo la comunidad de la Magia Ceremonial la que parece haber caído. La asistencia a festivales paganos ha estado descendiendo en los últimos años. Y las clases que puse en marcha hace sólo una semana sobre el tema del trabajo con ancestros (usando una "bóveda", algo que aprendimos de nuestras experiencias con las religiones tradicionales africanas) han tenido un resultado realmente deprimente. Sin embargo en el mismo sitio no hay problema para llenar sillas con clases sobre New Age. De hecho mi esposa y yo nos hemos dado cuenta de que la tienda misma ha ido evolucionando durante los años: de ser una tienda ocultista donde acudían paganos a ser una tienda semi-pagana / semi-New Age donde acuden newagers. Y esto se ha producido por reacción al mercado, no por una decisión de los propietarios. Si te fijas, las modas ocultistas más grandes y que más crecen hoy son la New Age (sí, todavía) y la Magia del Caos — ambos sistemas de ocultismo-sin-esfuerzo que te alientan a hacer cosas sobre la marcha. Ningún estudio. Ningún trabajo. Ningún esfuerzo. Sólo juega.      

Estas son las tendencias que yo personalmente encuentro preocupantes. Todo parece reducirse a la mentalidad de la información siempre disponible y de la gratificación instantánea. A la creencia de que algo deja de merecer la pena si hay que trabajar o buscar. Y mi favorito de siempre, la ridicula estupidez que lleva a ciertos estudiantes a creer honestamente que ellos están ahí para enseñar al que enseña, más que al revés. Muchas de las personas que enseñan están sintiendo que es necesario o bien dejar de ofrecer clases, o bien volverlas idiotas y convertirlas en un batiburrillo New Age para vender asientos.  

Es un hecho que la información sobre lo oculto se ha vuelto algo demasiado fácil de encontrar. Y aún peor, que las figuras prominentes del ocultismo son demasiado fáciles de contactar. Había un tiempo —tan reciente como mis años jóvenes— en el que un aspirante debía buscar durante años para encontrar lo oculto. La única literatura accesible entonces era una colección de Time-Life llamada "Misterios de lo Inexplicado" — todo lo demás tenía que buscarse muy poco a poco. ¡Y esto era sólo los libros! La posibilidad de encontrarse realmente, o incluso llegar a conversar, con una de las figuras del mundo de lo oculto era algo con lo que sólo se podía fantasear. Y cuando lograbas estar con ellos, los respetabas. Temías molestarles con tus pequeñas preguntas y te tomabas sus respuestas con seriedad.

Entiendo bien que a los estudiantes no les gusten los profesores que andan por ahí como si fueran Maestros Elevados hablando con condescendencia a los que están a su alrededor. Esto es un extremo. Pero el otro extremo es tener acceso fácil a casi cualquier figura del ocultismo que puedas desear, al que sólo tienes que enviarle un mensaje instantáneo para tener tus preguntas instantáneamente respondidas. No es necesario ningún esfuerzo para conseguir una respuesta, y ni siquiera hay que pararse a buscarla en un libro que ya está quizás en tu biblioteca. ¡Ni siquiera tienes que bregar con Google! ¿Por qué habrías de tomarte todo este trabajo, si los que te pueden enseñar están ahí mismo, a tu disposición?

En los primeros días de la Era de la Información los que enseñábamos estos temas intentamos dar un paso más y ayudar a todos los que podíamos. Lo hicimos solos, y sabemos lo difícil que fue. Estábamos fascinados con una tecnología que nos permitía comunicar con los estudiantes de una forma como nunca se había hecho antes, y usamos todo eso para ayudar a tantos interesados como nos fuera posible. Pero lo que seguramente no puedes imaginar, querido lector, es que ese estado de cosas no paró de aumentar. Al comienzo ayudé a cada una de las personas que me escribieron —tanto profanos que necesitaban ayuda mágica como interesados buscando ser guiados. Incluso guié a un par de personas en sus intentos de realizar el Rito de Abramelin. (¡Y qué mala idea fue!) Y muy pronto me encontré desbordado. Entre correos electrónicos, forums de internet y redes sociales como Facebook, estaba recibiendo más solicitudes de las que realmente podía atender.

Y no sólo esto. Descubrí también que el 99 % de la gente a la que intentaba ayudar valoraba mis enseñanzas exactamente tanto como había pagado por ellas (en dólares o en esfuerzo personal): cero. Estaba malgastando mi tiempo y el suyo. Al final tuve que poner un precio como forma de reducir el número de solicitudes de ayuda, y (por varias razones) he dejado completamente de enseñar magia de forma privada online. (Y con esto último no me refiero sólo a que no admito estudiantes online — Me refiero a quien me escribe una y otra vez con nuevas preguntas, aparentemente esperando aprender magia de mí a través del desgaste.)

Nada de esto sería un problema si las figuras prominentes del ocultismo no fueran accesibles tan fácilmente. Creo que nos hemos dado libremente hasta tal punto que, sin darnos cuenta, hemos devaluado nuestro arte y nuestra experiencia. Hemos saturado nuestros propios mercados de productos gratuitos (que somos nosotros mismos).

Pienso que es hora de que los que enseñan seriamente sobre lo oculto consideren reducir su disponibilidad. No sugiero que desaparezcamos completamente de internet. Pero necesitamos replegarnos. Podemos escribir libros, artículos y blogs e incluso interactuar en grupos online. Podemos seguir dando entrevistas y apareciendo en podcasts. No tenemos que desvanecernos en la oscuridad. Pero necesitamos realmente replegarnos un poco y dejar de intentar ser los paladines de lo oculto llevando ayuda a cualquiera que nos la pida. Los estudiantes deberían estudiar cualquier retazo de magia que pudieran obtener de los materiales escritos antes de dirigirse a nosotros. Entonces se sentirían satisfechos de poder tener una o dos palabras con nosotros — porque valorarían lo que tuviéramos que decir.

El ocultismo "público" se está yendo (hasta que regrese otra vez). Así que no tendremos la satisfacción de organizar esas charlas y conferencias que se quedan sin asientos libres, como hacíamos sólo hace unos años. No nos vamos a hacer ricos. Y vamos a trabajar con números cada vez más pequeños de estudiantes — Pero con algo de suerte esto también significará que tendremos estudiantes de más alta calidad.

Y que los advenedizos continúen hacia la siguiente cosa que brille.



© Aaron Leitch

© de la traducción española Miguel AlgOl



1 comentario:

Miguel Ángel. dijo...

Gracias por el artículo. Pienso que el estudiante -como estudiante que soy actualmente- debe intentar aprender todo lo que pueda por sí mismo. Llegado el caso de estancamientos en el proceso o problemas en el mismo, entonces, pienso que sería conveniente, tal vez, consultar a una persona experimentada en este camino para ver si le ayuda a seguir avanzando. Pero creo que hay que dejar a los maestros tranquilos, no agobiarles ni quitarles continuamente tiempo. Porque una cosa es compartir algún tema con ellos y otra es agobiarles continuamente con todo tipo de cuestiones.