"Es la música que hay en nuestra conciencia, el baile que hay en nuestro espíritu,
lo que no quiere armonizar con ninguna letanía puritana, con ningún sermón moral..."
(Nietzsche: Más allá del bien y del mal, 216)


Maria de Naglowska: Satanismo, magia sexual y el poder femenino




Mariya Naglovskaya, conocida en Europa occidental como Maria de Naglowska, nació en el seno de una familia aristocrática de San Petersburgo en 1883. Su padre, un general que había combatido contra los turcos en los Balcanes y había llegado a gobernador en Kazán, fue envenenado durante una partida de cartas por un nihilista que había logrado granjearse la confianza de la familia. La madre murió también poco tiempo después, cuando Maria contaba sólo doce años. Su principal biógrafo, Pluquet, escribiría sobre ella en aquellos días: "Su salud era frágil y tuvo una infancia difícil, pero sorprendía a los que la rodeaban por sus opiniones mordaces y su comportamiento razonable pero imprevisible".

Al quedar huerfana, fue enviada por sus parientes como interna al elitista Instituto Smolny de San Petersburgo, un centro reservado a muchachas de la nobleza rusa, donde obtuvo notables calificaciones, y luego pasó a vivir con una de sus tías. Interesada por las ideas que agitaban Rusia en aquella época, frecuentó por su cuenta los ambientes intelectuales, artísticos y políticos de la entonces capital del Imperio Ruso. Entre las personas que conoció en aquellos años se encontraba un célebre y escandaloso personaje que había llegado a la ciudad bajo la protección especial de los propios zares: Grigori Efimovich Rasputin. Maria traduciría años después una biografía de él al francés.

Durante su estancia en el Instituto Smolny, cuando tenía dieciséis años, pasó unas vacaciones en un castillo que la familia poseía en el Cáucaso. Durante ellas tuvo su primer contacto con los rituales sexuales. En su libro El Rito Sagrado del Amor Mágico describió de manera novelada esta experiencia. Un joven cosaco que estaba enamorado de ella la llevó a una reunión secreta de la secta khlysti, donde ambos hicieron el amor mientras los presentes los rodeaban ceremonialmente y homenajeaban sus órganos sexuales.

Durante un concierto en San Petersburgo, Maria se enamoró del violinista de la orquesta, Moise Hopenko. Su familia se opuso a esta relación porque ella era aristócrata y ortodoxa, y él plebeyo y judío. Maria y Moise decidieron entonces marcharse juntos de Rusia. Se establecieron primero brevemente en Alemania, en Berlín, y luego en Suiza, en Ginebra. En este tiempo nacieron sus dos primeros hijos, Alexandre y Marie. En Ginebra Maria fundó una escuela para universitarios rusos que tenían dificultades con el idioma francés y ella misma se matriculó en distintas materias en la universidad. Pero la escuela no fue bien y Maria tuvo que acabar dando clases en academias particulares. Con el dinero que ella obtenía con no poco esfuerzo, Moise se enfrascó totalmente en sus estudios musicales. Cierto tiempo después Moise conoció a Theodor Herzl, el padre del sionismo, y abrazó de forma entusiasta esta ideología política. Abandonó a Maria, entonces embarazada de su tercer hijo, André, y se marchó solo a las colonias que los sionistas estaban creando en Palestina. Poco después sería nombrado director del conservatorio de música de Tel Aviv.

Maria se quedó en Ginebra y consiguió con su trabajo como profesora en distintas escuelas privadas contratar a una niñera que la ayudara en el cuidado y la educación de sus hijos. Así pudo retomar su vida pública y participar en los círculos culturales de la ciudad. Una conferencia contra la guerra mundial que impartió en la sala de la Sociedad de Artistas en 1918 condujo a que las autoridades de Ginebra consideraran que había violado la prohibición para los extranjeros de dedicarse a actividades políticas, y fue encarcelada. Una campaña en la que participaron ciertas personas influyentes de la ciudad consiguió su liberación, aunque no evitó que fuera oficialmente expulsada del cantón de Ginebra. Sin apenas medios, se trasladó a Berna, que también la expulsó, y luego a Basilea, donde no encontró forma de mantenerse. Maria decidió entonces pedir la ayuda de Moise Hopenko para el cuidado de sus hijos, pero éste sólo aceptó acoger en Tel Aviv a Alexandre, el mayor. Los otros dos, Marie y André, debieron quedar al cuidado de la asistencia social suiza.

Buscando el modo de subsistir, Maria se trasladó a Roma, donde un amigo suizo le había ofrecido alojarse en un apartamento que poseía en la ciudad. Allí volvió a dar clases particulares y escribió algunos artículos periodísticos. Consiguió reunir los fondos para traer a Italia a sus dos hijos menores, que se habían quedado en Suiza. Con el tiempo, André comenzó a trabajar en un hotel y luego partió también a Oriente Medio a vivir con su padre. La hija, Marie, empezó los estudios de enfermería. Pero los problemas económicos no cesaron: el amigo suizo que le había cedido su apartamento se suicidó, y Maria se encontró sin un techo fijo en la ciudad. A pesar de estas dificultades, frecuentó los círculos ocultistas romanos, en los que conoció a Julius Evola y a quienes con él constituían el llamado Grupo de Ur. El grado de relación personal entre Naglowska y Evola sigue siendo un tema controvertido para sus respectivos biógrafos. Evola se referiría posteriormente a Naglowska y a sus teorías sobre la magia sexual en su libro Metafísica del Sexo, y también colaboraría con un artículo ("Occidentalismo") en el primer número de la revista que ella fundaría unos años más tarde en París. Maria afirmaría haber entrado en contacto también en Roma con un misterioso ruso exiliado que le transmitió determinadas enseñanzas secretas boreales o polares, posiblemente relacionadas con la tradición ocultista que en Alemania desarrollaba por su cuenta la Fraternitas Saturni. Es sabido que en Roma Maria redactó, aunque no publicó, los fundamentos de su teoría de la magia sexual oscura y que dirigió ciertos rituales colectivos en esta línea, en los que seguramente tomó parte el mismo Evola.

Mientras tanto el hijo mayor de Maria, Alexandre, se había trasladado de Tel Aviv a Alejandría y había alcanzado una buena posición económica allí. Alexandre invitó a su madre a reunirse con él en Egipto. Maria se estableció en Alejandría e impartió diversas conferencias en la Sociedad Teosófica de la ciudad, llegando a ser muy célebre entre los miembros de la colonia europea interesados por el esoterismo. Se casó de nuevo brevemente con un ingeniero suizo empleado en la sociedad de tranvías de Alejandría. Algún tiempo después regresó a Suiza con su marido y más tarde, ya divorciada, de nuevo a Italia. Los ahorros que traía de Alejandría comenzaban a agotarse y sus amigos romanos lograron encontrarle en 1929 un puesto en una editorial de París.

Sin embargo las autoridades francesas solicitaron informes sobre ella a la policía suiza y reapareció el incidente de su encarcelamiento y expulsión de Ginebra. Tras varios meses en París esperando tener sus papeles en regla, recibió la noticia de que se le denegaba el permiso de trabajo en Francia. De nuevo en la penuria económica, decidió afincarse en el barrio de Montparnasse, el gran centro de la bohemia artística y cultural de la ciudad. Procurándose los medios de subsistencia prácticamente de día en día, se alojó en una modesta casa de huéspedes del barrio y reinició su actividad pública en los cafés cercanos. Una mesa del café La Rotonde —frecuentado por Diego Rivera y Pablo Picasso— le servía unas horas al día de escritorio y de oficina para recibir visitas. En el café La Coupole ocupaba regularmente el fondo de uno de los salones para dar sus conferencias, un lugar que los dueños del establecimiento ya llamaban "el rincón de los ocultistas". Al final de cada conferencia, que congregaba alrededor de unas treinta o cuarenta personas, La Coupole le daba gratis de cenar, además de cobrarle sólo la propina de los cafés que tomaba. Posteriormente, al contar con la ayuda económica de su hijo André, las charlas se trasladaron al más íntimo Studio Raspail, un local que alquilaba semanalmente. La asistencia a los actos, que se celebraban todos los miércoles a las nueve de la noche, costaba unos dos francos. Por estas reuniones y conferencias pasó lo más célebre de la intelectualidad creativa e inconformista de París: Ocultistas, clarividentes, surrealistas, dadaístas, vanguardistas y revolucionarios de toda índole. Aunque naturalmente no hay constancia de los nombres de los asistentes, la huella de Naglowska se reconoce en las tesis sobre la "Ciudad Radiante" de Le Corbusier, en la "Sociedad del Acéfalo" de Georges Bataille, en las nuevas concepciones fotográficas de Man Ray, en las formas de relacionarse con los hombres de Gala Dalí... Cuando en febrero de 2016 la Academia de Bellas Artes de Roma apadrinó el encuentro internacional sobre el primer centenario del movimiento Dada, decidió dedicar su monográfico impreso precisamente a la vida y la obra de Maria de Naglowska.

Portada del primer número de La Flèche (1930).
El trabajo de Maria en aquellos años en París no sólo consistió en sus conferencias semanales. Fue la época en que puso en práctica sistemáticamente sus doctrinas en forma de rituales colectivos y en que dejó por escrito sus ideas. Desde 1930 hasta 1935, un año antes de su muerte, publicó veinte números de una revista, La Flèche, subtitulada "Órgano de Acción Mágica". La Biblioteca Nacional de Francia conserva ejemplares del número 1 y de los números 5 al 20 de esta publicación realmente difícil de encontrar hoy en día. En La Flèche, con su propio nombre o con el pseudónimo de "Xénia Norval", publicó por entregas o en suplementos monográficos sus principales obras: La Lumière du Sexe [La Luz del Sexo] y Le Rite Sacré de l'Amour Magique [El Rito Sagrado del Amor Mágico], ambos en 1932, y Le Mystère de la Pendaison. Initiation Satanique [El Misterio del Ahorcamiento. Iniciación Satánica], en 1934. A estas obras hay que añadir su "traducción" del célebre libro Magia Sexualis, atribuido al norteamericano Paschal Beverly Randolph, publicada en 1931. La mayoría de los estudiosos considera hoy que esta obra, un hito fundacional de la magia sexual en Occidente, pertenece en parte o en todo a la propia pluma de Maria de Naglowska. El supuesto texto original inglés nunca se ha encontrado —las versiones inglesas hoy existentes son traducciones desde la edición francesa. Maria relataba haber recibido de forma rocambolesca el manuscrito de manos de una misteriosa figura que se le acercó en una calle de París y luego desapareció. Tal parece que Naglowska publicó esta obra con el nombre de Randolph por razones similares a las que, en una sociedad que sólo reconocía la voz de los hombres, Aurore Dupin decidió firmar sus escritos como "George Sand", o Cecilia Böhl como "Fernán Caballero". De hecho Magia Sexualis alcanzó una fama y un reconocimiento internacional que excedió en mucho las otras obras editadas por Naglowska, pese a que muchas de sus tesis y prácticas estuvieran ya esbozadas en otros trabajos de esta autora.

Las ideas de Naglowska sobre la magia sexual giraban en torno a lo que ella designaba como T.T.T. (Tercer Término de la Trinidad, o del Triángulo). Consideraba que se podía representar la historia de la cultura europea en la forma de un "triángulo temporal" con dos lados claros y uno oscuro. Este triángulo solía presidir el altar durante la celebración de sus rituales de iniciación. Su primer lado claro simbolizaba al Judaísmo, cuya personificación o hipóstasis era la figura del Padre, su signo la Vara y su "antorcha" la Ley. El segundo lado claro representaba al Cristianismo, cuya personificación era la figura del Hijo, su signo la Cruz y su "antorcha" el Corazón. Estos dos lados claros habían ocupado juntos un total de cinco mil años de patriarcado. El tercer lado del triángulo seguía históricamente a los otros dos y era el lado oscuro de Satán o Lucifer, el lado matriarcal. Su personificación era la Mujer, su signo la Flecha y su "antorcha" el Sexo. "Cristo sostiene todavía la tesis de la pureza en la castidad, mientras Satán preconiza la luz reencontrada en la carne", escribió. Esta nueva etapa satánica se había iniciado formalmente a comienzos de 1933, aunque ella era consciente de que sus enseñanzas no serían acogidas hasta bastantes generaciones más tarde, después de que la conciencia de Europa hubiese sido agitada por terribles acontecimientos, entre ellos una guerra mundial más atroz que la anterior.

Con sus seguidores, Naglowska puso en marcha en París la Fraternidad de la Flecha de Oro, ordenada por grados a los que se accedía mediante rituales sexuales específicos. En ellos la mujer ocupaba el papel central o sacerdotal, puesto que, según dejó escrito, "el sexo del hombre pertenece a Dios y el sexo de la mujer pertenece a Satán". Uno de ellos, la "Misa Dorada", es descrito así por Nicholas y Zeena Schreck:

"Unas veinte parejas copulaban formando una "cadena mágica" de modo muy parecido a las orgías circulares chakra-puja del Tantra. La corriente sexual generada por la energía erótica activada por este grupo se dirigía a menudo a la destrucción mágica de los enemigos, pero a diferencia de otros satanistas, Naglowska también usaba estas "operaciones diabólicas" colectivas para curar a miembros de su grupo. La idea de la magia sexual realizada para la gloria de Lucifer puede inspirar pensamientos de orgías salvajes y desenfrenadas, pero las operaciones de sexo en grupo de Naglowska consistían en ritos meticulosamente coreografiados y controlados. Una danza meditativa, similar a la euritmia y a los movimientos que Gurdjieff enseñaba a sus discípulos, formaba parte importante de estas "misas doradas" y precedía a la fase sexual de las operaciones."

En otro ritual importante, imprescindible para que los componentes masculinos de la Fraternidad pudieran acceder a los grados superiores, se practicaba una modalidad del llamado estrangulamiento erótico. Maria lo llamaba "el Misterio del Ahorcamiento", y consistía en que el candidato era ahorcado hasta casi la muerte mientras alcanzaba su clímax sexual. "Sólo quien supere el rito del ahorcamiento iniciático —escribió— podrá unirse correctamente a una mujer, porque, al haber conocido la indecible felicidad del placer satánico, no podrá perderse en su carne".

Imagen del libro Le Mystère de la Pendaison
[El Misterio del Ahorcamiento].

A finales de 1935 Maria reunió a sus allegados y les comunicó que en un sueño se le había revelado su próximo fin. Poco después abandonó París en dirección a Zurich, donde vivía su hija Marie. Contó que quería visitar también a Carl Gustav Jung. En casa de su hija enfermó súbitamente. Murió en la primavera de 1936, poco antes de que las tinieblas se cernieran sobre Europa.


   
Bibliografía


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Spartakus Freemann: "La Magie Sexuelle: P.B. Randolph, la Fraternité d'Eulis et Maria de Naglowska". Morgane's World, 2000.

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Robert North: The Grimoire of Maria de Naglowska. Edición Privada, 2009.

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Donald Traxler: "Eyewitness Accounts", en The Light of Sex: Initiation, Magic, and Sacrament. Rochester: Inner Traditions, 2011, pp. 98-102.

Donald Traxler: "Maria de Naglowska, A Herald of the New Era". New Dawn vol. 135 (2012), pp. 70-72.

Hugh B. Urban: Magia Sexualis. Sex, Magic, and Liberation in Modern Western Esotericism. Berkeley: University of California Press, 2006.


Dedicatoria de Maria de Naglowska en un ejemplar de Magia Sexualis.



Miguel AlgOl



                 

2 comentarios:

Manon dijo...

Estupenda entrada Miguel, leyendo tu reseña biográfica de Maria Naglowska se puede apreciar que fue un ser único, lo habría sido ya en nuestra época pero mucho más en la que a ella le tocó vivir y si bien es hasta cierto punto conocida, queda diluida entre otros actores y actrices que la historia del ocultismo ha querido con más o menos acierto elevar a la categoría de principales, así que muy interesante poder saber más de ella.

Anónimo dijo...

Fascinante la vida y las aportaciones de esta mujer,no conocía a la señora Naglowska.No me sorprende nada que las iglesias de las religiones abrahamicas hayan otorgado al sexo y a la feminidad una fama de impureza y degradación,para castrar y adulterar unas energias tan poderosas y tan naturales para perpetuar su monoteísmo/fascismo patriarcal.
Muchas gracias por la entrada Miguel.